viernes, 21 de agosto de 2020

El zorro y el quirquincho

El cuento argentino que llamamos El robo de pan es recreación de un motivo de la cuentística universal -Tipo 1 de Aarne-Thompson-, El robo de pescado-. Sus acentuadas características del ambiente regional demuestran que su asimilación por nuestro pueblo es antigua, seguramente de la época de la conquista y la colonización española. Nuestras 14 versiones recogidas en las provincias del noroeste, las más conservadoras del país, mantienen una gran unidad de estructura y de contenido. Son sus motivos:

A. El quirquincho o peludo se hace el muerto para robar pan, empanadas, rosquetes o maíz tostado a las mujeres que pasan por un camino, quienes lo levantan y lo colocan en la batea o el cesto en los cuales llevan estos alimentos.

B. El zorro lo imita, es apaleado y huye (en tres versiones es muerto: 6, 8 y 14).

Los personajes de nuestro cuento son siempre el quirquincho y el zorro.

Encontramos esta misma estructura de cuento independiente en el elaborado por Juan Carlos Dávalos, «El zorro y el quirquincho ladrón de empanadas» (Los casos del zorro, páginas 63-67) y el reproducido por Susana Chertudi, «El quirquincho y el zorro» (Cuentos, I, páginas 50-52, encuesta, legajo 49); el primero de Salta y el segundo de Tucumán. Fuera de estas dos versiones no se han publicado otras en el país.

Nuestro cuento, en las versiones de otros países, se encuentra en combinaciones diversas con otros cuentos de animales. Sólo en una de las nuestras, la de La Rioja, encontramos como final el motivo de la zorra que, refugiada en una cueva, intenta sacar la cola sucia y es atrapada por los perros que esperan su salida.

El motivo del zorro que se finge muerto para robar pescado y que invita al lobo a hacer lo mismo, tuvo gran popularidad en la Edad Media europea. Lo elaboró el Roman de Renard en el «Renard y las anguilas» (Branche III). La intención de nuestro cuento no es la más general, la del animal inteligente que burla al más fuerte, es la del humilde que está en su papel, el quirquincho, y burla al listo, el zorro, que cree que todo lo puede.

Nuestro cuento o uno de sus motivos figura en las versiones españolas de: Espinosa, 202-203, 207, 223; Curiel Merchán, 49-50 y 241-242; Espinosa, Castilla, 257-259. En ellas los personajes son el zorro y el lobo. Hay versiones españolas de Centroamérica. Se han documentado versiones entre los indios de Norteamérica y en África.

Su área de difusión geográfica en nuestro país comprende: Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja y zonas de provincias vecinas.




Podemos encontrar diferentes versiones de este cuento haciendo click acá.

1 comentario:

  1. Bueno, de la lectura de las diferentes versiones de la leyenda del zorro y el quirquincho, podemos reconocer una matriz, un arquetipo que se mantiene en todos los relatos: una vendedora con una tipa en la cabeza portando comida, un quirquincho astuto que se camufla en muerto, la vendedora que lo recoge para comérselo. El quirquincho que come lo de la cesta y se cuelga de un árbol para salir. Luego el zorro con quien comparte la comida y la decisión de este de repetir la treta, pero si destino es distinto lo muelen a palos y huye.
    Las variantes dialectales varían en los diferentes relatos: hay terminaciones vocálicas como "jodiu", "descendiu", etc. También, verbos introductorios como "diz" q se repiten con marcada oralidad acumulativa.
    La comida varía desde harina de maíz, empanadas, tortillas, rosquetes. El zorro en una versión muere en las demás huye espantado por la golpiza. En casi todos se lo ve como un animal jodido y traicionero.
    El quirquincho en casi todos se transforma en un un ovillo simulando estar muerto. En una versión se lo confunde con un ovillo de lana al que se recoge para tejer. En los demás, carne para el asador.
    La complicidad entre ambos se dan como relación amistosa. En un relato se los designa como una sociedad para la trampa.
    El descubrimiento de haber sido robado convierte al estafado en estafador. De ahí la suerte del zorro que no corre la misma que el quirquincho.

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