A orillas del río Calchaquí, cerca del puente de ingreso a la ciudad de Cachi, Salta, un quirquincho saboreaba una rica empanada, cuando un zorro hambriento se acercó al animal en su desesperada búsqueda de comida.
El quirquincho, al ver peligrar su vida, le explicó al zorro
cómo había adquirido el exquisito alimento:
—Hoy es 18 de marzo, víspera de la fiesta de San José, patrono del pueblo. Las mujeres que viven en el campo cruzan el puente con los misachicos familiares, pequeñas imágenes de Santos y sus canastas llenas de empanadas y panes para vender en la plaza durante la Quema de los Cardones. Esta noche, me quedé quietito en medio del puente con los ojos cerrados. Una mujer me alzó y me colocó en la canasta llena de empanadas que llevaba sobre su cabeza. Creyó que estaba muerto y pensó que sería su cena. Aproveché la ocasión para tomar dos empanadas y cuando se acercó al árbol que se asoma por el costado del puente, enganché mi cola en una de sus ramas y así escapé de un trágico final.
El zorro, que se jactaba de su inteligencia, quiso
demostrarle al quirquincho que él también tenía ingenio para adquirir su
alimento. Por lo tanto, a la mañana siguiente, con el estruendo de la salva de
bombas que daba comienzo a la fiesta patronal,
el zorro se acostó en medio del puente con los ojos cerrados. Una mujer que se
dirigía al pueblo para participar de la misa en honor a San José, sacó de su
canasto un palo y comenzó a golpear sin piedad al animal. Mientras decía:
—Bicho cruel, tenés
que estar bien muerto para no dañar más
a nuestros animalitos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario