Corría el año 2020. El invierno, acompañado por vientos y lloviznas, azotaba la pampa con su horizonte infinito. Los animales buscaban refugio y alimento que escaseaba.
De pronto, se encontraron un zorro y un quirquincho. Eran amigos de esas tierras que de tanto en tanto se cruzaban entre pajonales y arroyos. Esa tarde fría, el zorro astuto, famélico y con barbijo sujetado a sus lánguidas orejas se cruzó con el tímido y huidizo quirquincho.
—Hole, amigue.¡Qué difícil este la vide, no consigue comide!
—Hole, zorro, yo tengue une estrategue: cuando pase alguien con comide yo me tire al pise.
Tal cual. De pronto, vieron venir a un campesino con su canasta llevando quesos, embutidos y panes. El quirquincho se hizo bolita y al no verlo el buen hombre tropezó y cayó al piso con toda su mercadería.
Salió el zorro de su escondite y atrapó todo lo que pudo perdiéndose entre los pastizales. Pero la comida se terminó pronto y ahora el quirquincho le dijo al zorro:
—Amigue, es tu turne para conseguir alimente.
Pasaron días hasta que vieron venir un camión. El zorro se acostó en el camino polvoriento pero el auto no lo vio y casi le pasa por encima. Éste salió aullando y lamiéndose las heridas.
Moraleja: cada uno debe pensar en su conducta, sus objetivos y cómo lograrlos. De nada sirve copiar los ajenos.
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