viernes, 9 de octubre de 2020

Cuento fantástico - Mirta

Mi catarata


Con cansancio, terminé mi último trabajo del día. Después de una larga jornada de home office, cerré la compu, llevé el vaso de mi gaseosa y el plato de mi sándwich a la pileta de la cocina y apagué todas las luces. Me dirigí al baño, cepillé mis dientes casi por inercia, presioné el botón de la descarga del inodoro, lavé mis manos. Ya en el dormitorio, me metí suavemente en la cama, apoyé la cabeza sobre la almohada y empecé a escuchar que la descarga seguía enviando agua a borbotones, parecía una cascada. Pensé, casi sin querer, "mañana lo arreglo o mejor llamo a alguien que lo solucione". 

El gomón avanza horadando el agua del río, enfiló hacia la caída estrepitosa, por fin se hacía realidad mi sueño de conocer las cataratas del Iguazú. Ayer las había visto desde arriba, hoy casi me estaba metiendo en ellas.

El agua, nos salpicaba, nos empapaba, la gente gritaba feliz, yo estaba empapada pero contenta, estaba ahí, tan cerca disfrutando esa maravilla. El sonido del agua cayendo era ensordecedor, casi no se oían los gritos, las risas, pero nos veíamos las caras de felicidad unos a otros.

Volví exhausta y empapada al hotel, ya no escuchaba la fuerza de las Cataratas. 

Después de un tibio baño me acosté y, sin preámbulos, me dormí.

Sonó el despertador y cuando intenté apagarlo, encontré sobre la mesa de luz, una pinza y la llave francesa.

¡Ah! la descarga estaba funcionando correctamente.


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